Cuando mi ansiedad aumentaba,
Tu consuelo llenaba mi alma de alegría.
(Salmo 94:19)
Cuando mi ansiedad aumentaba,
Tu consuelo llenaba mi alma de alegría.
(Salmo 94:19)
La ansiedad es un sentimiento que puede paralizar nuestra fe. De manera similar, fortalecernos en la fe es la mejor manera de combatir la ansiedad. Mientras que la fe es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1), la ansiedad se alimenta de la duda y la incertidumbre.
¡Jesús es el remedio para la ansiedad! El diablo siembra la duda, pero Cristo nos proporciona alivio y dirección. No dejes que la ansiedad te domine. Medita en la Palabra de Dios. Disipa el miedo a lo que el futuro pueda traer con la presencia de Dios.
Expulsa la ansiedad
- Si te sientes ansioso, ora. Alivia tu corazón hablando con Dios sobre cómo te sientes.
- La fe viene al oír la Palabra de Dios. Cuando nuestra fe crece, la ansiedad disminuye.
Para orar:
Señor, tu Palabra me consuela. Tu voz me calma y trae alegría. Elimina toda duda, miedo e incertidumbre de mi corazón. ¡Haz tu morada en mí, Señor! Amén.